Guía para padres y madres: Dime cómo mandas y te diré como serán
Niños mandones, irritables, impacientes,
acomplejados, tímidos… todos tienen algo en común: padres que no están
ejerciendo correctamente su autoridad. Este artículo busca dar algunas luces de
cómo construir una relación sana con ellos.
“Los niños de hoy no son como los de antes”. “La juventud no
respeta nada ni a nadie”. “Los niños de hoy no hacen caso en nada”. “Los niños
no cuidan las cosas, todo es desechable”. “Estos jóvenes no valoran lo que
tienen”. Frases como estas suelen provenir de la boca de los adultos
quejándose respecto al comportamiento irreverente de la nueva generación de
niños y jóvenes. Y más allá de que pueda haber algo cierto, hay que hacer un mea culpa
respecto a qué responsabilidad tenemos nosotros sobre estas conductas y
actitudes, cuál es el rol que cada uno juega, porque después de todo, nuestros
niños no son más que el reflejo de lo que como padres les transmitimos. Y ese modelo
de comportamiento al final se replica en nuestra sociedad. No podemos olvidar
que el núcleo de la sociedad es la familia.
Pero, ¿qué nos ha llevado a esta
situación? El hecho de que como
padres y sociedad hemos perdido el correcto sentido de la autoridad. Nos
pasamos de una relación completamente autoritaria a una relación horizontal,
donde el niño ha perdido la imagen de una autoridad sana.
Durante
la etapa de formación, el ser humano tiene la necesidad vital y psicológica de
una figura que esté por sobre él, que lo guíe y lo proteja. La ausencia de ésta
le hace quedar a la deriva sin un mundo que lo contenga.
Por
lo tanto, es fundamental el tipo de autoridad que ejercemos respecto a nuestros
hijos, porque eso les dará seguridad en sí mismos y les ayudará a internalizar
las normas de convivencia social. Por eso es necesario preguntarse ¿qué tipo de
autoridad estoy ejerciendo?
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